Comenzado en Roma por el autor bajo la dirección del Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales, se concluyó en San Salvador y se impartió durante dos años en las clases parroquiales de Formación Bíblica y Teológica.
Pretenden estas lecciones enseñar a estudiar La Biblia en textos particulares y concretos. Por ejemplo: “Dios quiere que todos los hombres se salven”.